Rapero y también trabajador portuario hace más de 10 años, Francisco Mateluna – más conocido como Basek Ghost – vive en San Antonio y ha sido bicampeón nacional de la Batalla de Red Bull las dos veces que ha participado, primero el 2008 y luego el pasado 2021.
Sobre la escena comenta que casi siempre toca fuera de San Antonio. “El mercado es súper pequeño. No hay audiencias”, afirma sobre la ciudad, pero eso no lo detiene. ¿Quieres conocer más?
Basek, ya llevas años en este rubro, ¿en qué momento o proceso te encuentras ahora mismo?
-Estoy en un proceso musical, donde me estoy replanteando en lo creativo luego de sacar un EP el año pasado. Posterior a eso estoy buscando nuevos ritmos, pues he estado mucho tiempo redundando en lo que es rap clásico. Siempre haciendo rap, pero desde una nueva arista o sumando nuevos instrumentos, eso por una parte. Y en cuanto a freestyle, estoy en un nuevo crecimiento, pues lo dejé y luego volví a entrenar y he avanzado bastante, no sé hasta qué punto.
¿Cómo es esta relación con el freestyle que relatas?
-Antes la escena era muy distinta. En el 2008 fue la primera vez que gané un torneo de Red Bull Chile, y el 2009 se paró la competencia en todo Latinoamérica. En ese momento, yo me alejé y no mantuve el nivel que tenía. Sí fui juez en varias ocasiones hasta el 2019. Y decidí volver el año pasado, nuevamente a Red Bull a competir.
También ahí hay una diferencia: cuando niño nunca ensayaba, y me tocó prepararme bastante. Hoy el circuito es distinto, hace unos años todo era más artístico, hoy algunos de los competidores ni siquiera son raperos, sino que se dedican solo al freestyle. Hay que entrenar las palabras, tu campo semántico, tu memoria, velocidad, dicción, ritmos. Es otra cosa, más deportivo, te tiran conceptos o estímulos y debes responder, hay otras tendencias dentro del mismo certamen y eso requiere de entrenamiento.
Entonces tus dos experiencias en Red Bull fueron completamente distintas.
-Claro, una muy improvisado y de chico, y otra también como padre de familia y entrenando a tiempo completo.
¿A qué edad empezaste a rapear, cantar, a tener estas inquietudes?
-Como desde el 2006, ahí ya me juntaba con amigos a escuchar rap pero sin improvisar. Empecé a ver videos de raperos norteamericanos, pero no me salía cuando lo intentaba. Pero de a poco fui aprendiendo, agarrando más fuerza y me fueron tomando más en serio.
¿Tienes algún tipo especial de proceso creativo?
-Sí, cuando empecé era muy orgánico y me sentaba y salían temas al tiro. Pero desde que clasifiqué a la Red Bull nacional el año pasado (2021), me puse una meta de entrenar y lo hago hasta tres horas diarias (cuando tengo más tiempo). Me tomo por lo general una hora en la mañana, luego después de almuerzo unos 30 minutos, y en la noche más tiempo.
Esto lo separo por procesos, no sólo rapear, sino que entrenar palabras por segundo, o desarrollo de temáticas, o de campo semántico, donde voy conectando conceptos.
¿Cómo puedes describir esta relación con el lenguaje?
-El contenido y la forma es lo más importante. El freestyle se divide hoy en el contenido y cómo se dice el mismo. En cuanto al lenguaje, lo tengo integrado, pues estudié tres años de pedagogía en castellano. Luego me salí, porque estudiaba gratis y perdí esa gratuidad. Entonces siempre me ha gustado y he tenido una relación con el lenguaje. Hoy me sirve como herramienta, lo abordo de manera distinta.
¿Qué te ayuda a tener “inspiración” en cuanto a estas palabras?
– Por una parte, tengo referentes a quienes trataba de traducir antes. Hoy tengo dos referentes importantes de quienes voy sacando cosas, ideas. Lo más importante es saber el sentido de las palabras, como usar frases que signifiquen dos cosas, que es una tendencia que me gusta bastante.
¿Cómo combinas estos conceptos con el sentido que tú le quieres dar? ¿Cómo moldeas el lenguaje?
-Por eso hay que entrenar tanto, para tener como un “mapa mental” que se conecte en el momento que vas a improvisar. Usualmente hay estímulos que dan en las competencias para que uno vaya conectando conceptos.
Antes yo me sentía más simplista, improvisaba por diversión, pero hoy para mí es una disciplina. Los competidores son cosa seria.
¿Cómo ha sido para ti experimentar esta escena del freestyle y el ser músico?
-Lo he disfrutado porque nunca he dependido de esto. Disfruto del arte porque tengo mi trabajo aparte, así que los altos y bajos artísticos no me afectan mucho y me permiten verlo de otra forma. En el freestyle, sí, hay muchos altos y bajos. Depende mucho del estado anímico, de salud, por ejemplo. A mí me pasó en una competencia que perdí en primera ronda debido a que amanecí mal un día. Uno en el arte tiene que aprovechar los procesos creativos de todos modos.
¿Qué significa para ti el proceso creativo?
-Me hace pasar por muchas fases, desde frustración a la alegría, hay veces que intento generar cosas y no lo logro. Otras que no tengo expectativas y surge algo que no esperaba, que me sorprende. Me permito vivir todo eso en el arte, porque más que nada lo hago para enriquecer mi espíritu. Admito que este año he estado intenso en cuanto al entrenamiento de freestyle, pero la música la hago por algo netamente espiritual, no me preocupa si me escuchan o me comparten, sé cómo es la carrera de los y las artistas en ese sentido. Hay que disfrutarlo.
¿Qué es lo que te importa transmitir a través de tu trabajo?
-Por lo general transmito lo que siento y pienso, mi último EP “Turbulencia”, habla de lo que te puede pasar en la vida, como que tu mamá tenga cáncer y de ahí hice un tema. Nunca lo hago pensando en las masas, pero sé que al compartir lo que te pasa puedes representar el sentir de otros. También estrené “Keep Calm”, ligado a los golpes anímicos y emocionales que uno recibe y ante los que se debe mantener la calma. La vida es un vaivén. Hay otros temas con los que juego con el lenguaje, con las rimas, y son más por entretención desde el punto de vista del rap.
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