El taller de Guido LeCerft lleva funcionando aproximadamente 20 años, pero su propietario y fundador lleva haciendo este oficio desde los 8 años de edad y ahora tiene 61. El taller se dedica a la fabricación de ladrillos, adobillos y adobes, y cuenta con un equipo de al menos cinco personas durante la temporada de producción, que va desde octubre hasta abril, siempre y cuando la lluvia no lo impida.
El taller ofrece servicios de fabricación de ladrillos, adobillos y adobes para la restauración y conservación de edificios y monumentos patrimoniales. Además, cuenta con una capacidad productiva puede ir de los 100 a los 20.000 ladrillos por obra.
El Taller tiene como modalidad de trabajo la producción artesanal de ladrillos, adobillos y adobes. Esto significa que no cuenta con maquinaria industrial para la producción de sus productos, sino que todo el proceso es realizado manualmente por el equipo de trabajo del taller. La única maquinaria que utilizan es para mezclar la tierra.
La motivación principal del trabajo del Taller de Restauración Patrimonial es la preservación del Patrimonio Cultural y arquitectónico de la zona. Su propietario y fundador se considera un alfarero y artesano, no un fabricante de ladrillos. Él y su equipo de trabajo están comprometidos en asegurar que los edificios y monumentos patrimoniales se restauren y conserven utilizando los materiales y técnicas tradicionales de la zona.
En cuanto a los proyectos destacados que ha realizado, se destaca la restauración de la iglesia de San Francisco ubicado en el cerro Barón de la ciudad de Valparaíso, donde se utilizaron sus ladrillos para la reparación y adición de nuevos elementos a la iglesia.
Su producción manual de ladrillos, adobillos y adobes, y el uso de materiales y técnicas tradicionales son su sello distintivo. Su capacidad productiva y compromiso con la calidad hacen que sea una opción confiable para aquellos que buscan productos de calidad para la restauración y conservación de edificios y monumentos patrimoniales.