La fotografía tiene una larga historia de amor con Valparaíso. Al ser una ciudad puerto, muchos artefactos y tendencias llegaron primero aquí, y esta no fue la excepción. A través de los años, ha sido retratada numerosas veces, siendo fuente inagotable de expresiones y cuestionamientos que se levantan a través de la imagen.
Quizás este mismo imaginario que tiene como precursora la figura de Sergio Larraín fue parte de la tierra fértil para que un proyecto como Camaralucida se instalara en la comuna. De esta manera, desde hace 25 años se encuentran formando y potenciando la fotografía en Valparaíso.
A través de dos décadas y más, han sido un espacio para el desarrollo de la fotografía, con una mirada especial y trabajo personalizado con los alumnos y alumnas. Comenzaron en Echaurren y hoy se encuentran hace años en una hermosa casona de Almirante Montt, desde donde también venden insumos fotográficos y tienen el Café Cámara Lúcida.
En este lugar nos recibió Kathalina Araya, periodista de la Escuela, para contarnos más sobre su actual oferta académica y profundizar en su visión del ejercicio de este oficio.
- ¿Cómo enfrentan el desafío de vincularse con la amplitud de la comuna de Valparaíso? O sea, ¿cómo aterrizan esta información a quiénes son a las distintas audiencias que tienen?
Kathalina: Camaralucida cumple 25 años, entonces es un espacio cultural y artístico que ya está instalado en Valparaíso. En esta trayectoria se ha ido fomentando la fotografía y el arte a través de las personas que se han interesado en nuestros programas y la creación y articulación de ellos.
Lo que hemos detectado es que quienes llegan a la escuela es principalmente desde el boca a boca, cuando uno le dice a otro “¿Sabes qué? ¿Te gusta la fotografía? Conozco un lugar”, y así. Eso va haciendo que las personas que lleguen realmente están interesadas y vuelven, y se genera una comunidad Quienes vienen, conocen, conversan y confluyen.
En este momento, para poder ampliarnos hacia otros públicos nos enfocamos harto en lo que es redes sociales, y a través de prensa y plataformas de difusión, queremos llegar a quienes no solo sean locales, sino que como comunas de alrededor también.
- ¿Hay algún perfil de estudiantes?
– La verdad es que es súper variado y eso es muy rico, porque tú llegas y te encuentras en un curso con personas de distintas edades, de distintas profesiones, hay quienes vienen de Santiago también, por ejemplo. Es súper entretenido porque tú no sabes con quién te vas a encontrar.
Dentro del curso se va creando un grupo, siempre muy particular, cada grupo siempre va a ser muy diferente porque depende de las personas en las que participan y cómo van interactuando. Ahí está un poco el desafío también del docente, que es cómo va guiando ese grupo, donde te puedes encontrar con personas de 60 años, otras personas de 18, es un rango muy amplio.
- ¿Son grupos no tan extensos para poder profundizar?
– Máximo intentamos tener 8 personas. En los talleres iniciales es donde más llegas gente, porque hay mucho interés de poder aprender. Todos estamos rodeados de imágenes constantemente, eso es lo interesante de explorar. Aquí se trabaja con proyectos, entendiéndolo durante el tiempo que duran los talleres y se finaliza con una serie fotográfica, entonces la idea es que el profesor también esté focalizado en cada estudiante y en su propio proceso creativo. Es un aprendizaje en colectivo.
- ¿Cómo ha impactado el avance de la imagen digital en una escuela donde predomina la fotografía química?
– Claro, la esencia de la escuela es un poco lo análogo a por el laboratorio. Es súper difícil gestionarlo por el costo, por la dificultad de conseguir los materiales para tener un laboratorio. Acá se intenta fomentar harto eso, por ejemplo con la tienda de fotografía que es principalmente análoga.
Creo que la Escuela que va dialogando con lo digital y lo análogo a través de lo transversal que tiene, que es su foco artístico de creación. Entonces se intenta potenciar en cada estudiante su propio desarrollo y mirada, va por ese lado de desarrollar lo autoral. En ese sentido, por ejemplo cuando vienes a la exposición final de los talleres te encuentras con trabajos que son análogos, otros digitales, todo dialoga.
- ¿Cómo creen que los temas de interés de los alumnos han ido cambiando desde que comenzaron con la Escuela?
– Creo que eso va muy relacionado al contexto que vamos viviendo, socioculturalmente, histórico, dependiendo de lo que va pasando en el país. Por ejemplo, pasa el tiempo y tú puedes ver proyectos que tratan, del aborto, otros que se identifican con sus parientes masculinos.Generalmente las temáticas van en esa línea de lo personal. Por lo que he podido ver a través del tiempo, cada vez puedes visualizar trabajos más coloridos, con colores más vivos, que tiene que ver con esta onda más de la inteligencia artificial. A la vez hay trabajos que son muy nostálgicos. Sí veo que las temáticas se van conectando, es bien transversal a través de los años.
- Sobre el taller de Fotoestética en Latinoamérica. Cuéntame sobre los contenidos y de la importancia de relevar nuestra historia artística regional.
– El taller de Fotoestética Latinoamericana es una modificación al taller de Estética Fotográfica que había antes. Este taller de Estética Fotográfica se impartía, era muy teórico, entonces pasaba que de pronto no llegaba mucho a las personas por su nivel teórico, y en general nuestra educación no se basa mucho en estos términos.
Ahora lo que se hizo fue darle una bajada y un interés a esto que tiene que ver con nuestra historia, en donde tú puedes aterrizar en la fotografía y tener referentes según perspectiva, por ejemplo como en narrativas, en poéticas, paisajes, con la idea es como darle como una cercanía a lo que es nuestra historia, poder darle como un enfoque en donde nos podamos sentir representados, identificados, y desde ahí acercar la fotografía, rescatar y valorar nuestra memoria.
- ¿Qué es lo que esperan aportar con sus ofertas e iniciativas como este curso?
– El aporte fundamental es de que sigue siendo Escuela, sigue rescatando esa idea de tener dinámicas horizontales,cálidas también. Lo más importante es el desarrollo del estudiante y su proceso, se rompe con esas lógicas educacionales tradicionales y se empieza a hacer escuela a través de la comunidad, de conocer a tus compañeros y hacer vínculos y relaciones. Entonces eso es muy enriquecedor, porque te quedas con redes, generando una red de apoyo en la que te puedes confiar y puedes venir a la escuela misma, creando un soporte para que puedas seguir desarrollándote como fotógrafa, fotógrafo a través del tiempo.
Es muy importante acá el desarrollo humano y colocar tu emocionalidad a disposición y a exponerla también, historias de vida que se comparten, todo eso va haciendo que nos vayamos conociendo, que los estudiantes se conozcan profundamente en todas sus sensibilidades.
La idea es también el espacio, poder vincularlo con otras entidades para que esta escuela se use en un espectro amplio, siempre en torno a la fotografía.
- Después de tantos años, ¿de qué manera se articulan con la Región?
– Una parte de eso está en conformar parte de la Red de Galerías Valparaíso Arte Contemporáneo, VAC, a través de la prensa, por ejemplo con la Radio Valentín Letelier. Hemos participado en el Pecha Kucha, Con de Juntas de Vecinos, participando en la red de locatarios Cumming – Almirante Montt… Otra ví es mediante la cafetería, que hace estas exposiciones con personas que quieran exhibir sus fotos aquí en las mesas. Con la Municipalidad de Valparaíso también hemos tenido conversaciones. Entonces, ahí estamos intentando estar presente en distintas partes, en distintos organismos.
- ¿Cómo promueven y ven a la fotografía en la Región de Valparaíso? Obviamente es un espacio de difusión, exposición y formación de la fotografía, pero ¿cómo la ven? Ustedes son como un organismo que está todo el año, funcionando, entonces yo creo que quizás saben más de cómo está la foto, por así decirlo.
– Las personas vinculadas a la fotografía se mueven bastante por el arte visual en general. Hay espacios que son amigos, como Casa Espacio Buenos Aires, por ejemplo. Hay ahí toda una comunidad que va circulando y nos vamos vinculando.
La fotografía, creo que en este momento está tomando direcciones, como todo un poco en este momento, lo que tiene que ver con que se está haciendo esto de tomar distintas técnicas y empezar a hacer cosas nuevas, experimentar mucho. También mucha creación de fotolibros, está muy contingente esto de hacer serie fotográfica y transformarla en fotolibro. Veo mucha fotografía de cuerpo, de expresión corporal, que tiene mucho que ver con nuestra las nuevas generaciones que hemos reposicionado, resignificado nuestros cuerpos.