Por: Valentinne Rudolphy
Fotografías de: Trenzando
Trenzando nace desde la necesidad de volver a poner en valor el patrimonio ferroviario que tenemos disponible y lo que es posible con dichas capacidades. Este proyecto se define como una plataforma de cooperación territorial, que usa como base el sistema ferroviario existente para crear oportunidades de desarrollo en territorios no metropolitanos de algunas regiones, y es así como sucede en ciertas comunas de la Región de Valparaíso.
Tal como ellos mencionan, existen en el país más de 3.000 kilómetros de vías férreas, que hoy se usan principalmente para el transporte de carga, por lo que Trenzando propone reactivar este patrimonio con la infraestructura que ya está, esto incluye más de 170 estaciones entre el norte, centro y sur de Chile.
Con esto apuestan por la descentralización a través de iniciativas culturales y de gestión territorial, a través de una “Nave”, que está compuesta por vagones que permiten presentaciones, exposiciones, ferias y más.
En palabras de su creadora Daniela Gutiérrez, esta inquietud parte a raíz de: “Por una parte, la magnitud de este patrimonio ferroviario tangible e intangible; y por otra el estado de deterioro en que se encuentra y eso se conjuga con el aislamiento y la visible desigualdad de oportunidades en las localidades que se fundador alrededor de este sistema, que no son metropolitanas”.
Todo surgió “A partir del proyecto de mi tesis de arquitectura, donde comencé a incursionar con patrimonio ferroviario y me encontré con esta extensión de la red que se mantenía vigente por el transporte de carga”. Este tremendo bien con gran nivel de deterioro llamó la atención de Daniela y quiso rescatar esta red que fue clave en la historia de Chile, hoy, obsoleta.
Esta idea comenzó a desarrollarse el 2010, sin embargo el 2018 fue su primera salida a terreno. En estas itinerancias, donde a través de la Nave hacen residencias en diversos puntos que tengan estación ferroviaria o acceso a las vías, se instalan y estudian su quehacer en conjunto con la comunidad para responder también a sus intereses y necesidades.
Daniela agrega que su propósito es “Poder generar oportunidades de desarrollo a través del sistema ferroviario como medio de intercambio de bienes sociales como un catalizador de comunidad e identidad colectiva”. Es así como realizaron su primera residencia que fue en San Rosendo, Región del Biobío.
“Fue entonces que pudimos comprobar la oportunidad que otorga estar trabajando con el patrimonio ferroviario y está muy ligado a la identidad comunitaria, y la recepción se hace mucho más orgánica y se hace fácil establecer vínculos con la comunidad al estar trabajando con algo bastante transversal: el anhelo de recuperar esos espacios”, asegura Daniela.
De esta manera volvemos a cómo construyen sus actividades con las comunidades: esto sucede junto con las mismas, en un taller de codiseño que se tiene con dirigentes, vecinos y vecinas en el cual se hace un diagnóstico participativo que les permite diseñar esta programación conjunta, lo que les hace una especie de mediadores.
Los territorios en los que logran estar presentes actualmente son: San Rosendo – Yumbel – Rucapequén – Rungue – Llay Llay – Ocoa
Con respecto al impacto que Daniela puede observar sobre Trenzando, menciona que “Lo que hemos podido medir es que hay un aumento de participación en organizaciones comunitarias. Entre mayor sentido de pertenencia tiene un lugar es mayor su desarrollo sostenible y este estudio nos dio luces de cómo se vinculan en este sentido”.
“De manera tangencial hay un impulso por rehabilitar los espacios”, reafirma.
Tomando en consideración lo anterior, “Trenzando por una parte impulsa la rehabilitación de estaciones ferroviarias generando vínculos y propiciando herramientas y facilitando infraestructura itinerante, que es la Nave, para generar intercambio y colaboración entre la línea del tren”.
Previo a trenzando había un anhelo latente por recuperar estas infraestructuras abandonadas, pues se convierten en focos de problemáticas para los y las vecinas, es algo que la comunidad requiere. Trenzando de alguna forma viene a darle una mano a esa comunidad para darle una nueva vida a esos espacios y poner en valor ese patrimonio tan importante en términos históricos y culturales. “Los ayudamos a articular algo más tangible”, agrega su creadora.
Hoy estas comunidades, algunas, han extendido su trabajo con Trenzando o incluso al respecto de la recuperación de los espacios ferroviarios abandonados, gestiones que se van asesorando también de la mano de Trenzando, en cierto nivel. Por ejemplo, Llay Llay tiene un trabajo con la Municipalidad local, también se dan pasos con Ocoa, Rungue, y a San Rosendo se le apoyó pero siguen en una etapa inicial. Este es un proyecto de largo aliento.
Junto a Daniela, hay un equipo interdisciplinario que se entrelaza con diversas organizaciones, “Somos mediadores y articuladores de fuerzas y entidades que buscan concretar propósitos. La red basal son las empresas ferroviarias como FEPASA, EFE , universidades y el MINCAP. Es una red público, privada, nacional, regional y comunal”.
En cuanto a su quehacer, continuarán el acompañamiento, en especial en los casos mencionados de Ocoa y Rungue, para sus respectivos proyectos de rehabilitación. También hay todo un revuelo y expectativa con respecto al anuncio y proyecto del nuevo tren en la Región de Valparaíso, lo que puede dar una segunda vida a estos espacios e infraestructura que tanta importancia tienen aún.
Además “Estamos preparando una itinerancia que será de agosto a octubre, donde pasaremos por las seis localidades, que se llamará El Tren de la Memoria, a propósito de la conmemoración de los 50 años del Golpe, demostrando que para el mundo ferroviario la dictadura fue un momento crucial, y aprovechar este momento de conmemoración para remarcar aquello”.
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