Desde hace varios años, como Valparaíso Creativo hemos colaborado activamente con la Unidad de Patrimonio Inmaterial del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, MINCAP en la región de Valparaíso. En el marco de estas alianzas que incluyen el trabajo conjunto en iniciativas como el Sello Local Musical Emblemático, así como la participación en instancias colaborativas, sosteniendo un diálogo constante con quienes impulsan el reconocimiento y salvaguardia de las tradiciones vivas del territorio.

Así es que conversamos con Luna Meza, antropóloga y encargada regional del área de patrimonio inmaterial, para conocer más sobre su trayectoria, su visión desde las comunidades, y también para abordar los prejuicios, o limitantes que aún existen sobre el patrimonio. 

¿Qué se entiende por patrimonio inmaterial? ¿Qué tradiciones existen en la región de Valparaíso? ¿Cómo se construye identidad desde la diversidad cultural? Estas son algunas de las preguntas que abordamos en esta entrevista.

Luna, ¿cuál es tu formación y cómo llegaste a trabajar con patrimonio inmaterial? 

  • Luna: Yo soy antropóloga, estudié en la Universidad de Concepción. De hecho, la mayoría de quienes trabajamos en patrimonio inmaterial venimos de la antropología o la sociología. No es un requisito, pero es común. Hice un diplomado en gestión en patrimonio cultural en 2014, y ese fue un punto de inflexión que me llevó a postular a un cargo en el – entonces – Consejo Nacional de la Cultura y las Artes en 2015, cuando todavía no existía el Ministerio. Luego he seguido formándome: cursé un diplomado en Buenos Aires sobre promoción de derechos culturales, y otro en gobernanza y participación ciudadana, que es uno de los ejes centrales de nuestro trabajo.

¿Siempre te interesó el patrimonio o fue algo que fuiste descubriendo?

  • La verdad fue algo que apareció con los años. Cuando yo estudié (entre el 2007 y el 2011), el concepto de patrimonio inmaterial ni siquiera se nombraba. Era muy nuevo: la convención de la UNESCO es de 2003, Chile la ratifica en 2008, y la empieza a implementar en 2009. Entonces el interés fue surgiendo en la práctica profesional.

¿Cómo definirías el patrimonio cultural inmaterial para quienes no están familiarizados con el concepto?

  • Dicho muy simple: el patrimonio inmaterial son las tradiciones. Todo lo que se transmite de generación en generación: oficios, conocimientos, saberes y que las comunidades reconocen como tal. A veces nos enredamos con el lenguaje técnico, pero cuando uno habla con las comunidades se da cuenta que para ellos el patrimonio es su baile, su canto, su alfarería. Y lo que nosotros llamamos ‘salvaguardia’ son acciones concretas que vamos acordando e implementando junto a las comunidades para que eso no se pierda.

¿Cómo es el trabajo con estas comunidades? Que por supuesto varía según las características del territorio.

  • Nosotros en Patrimonio Inmaterial trabajamos con dos grandes grupos: los cultores y la ciudadanía en general. Con los cultores el diálogo es clave. Preguntamos: ¿qué necesita esta tradición para mantenerse vigente? Y las respuestas son muy claras, aunque muchas veces es algo que surge en la conversación. Para nosotros, como Estado, eso es vital: no definimos nosotros quién es parte de una tradición. Lo definen ellos mismos.

¿Qué tradiciones están reconocidas en la región de Valparaíso?

  • Hasta ahora son nueve las que están “reconocidas” formalmente: el canto a lo poeta, los bailes chinos, la música de la bohemia tradicional, los organilleros y chinchineros, el teatro tradicional de títeres, el circo tradicional, la tradición de los dulces de La Ligua, la tradición oral Rapa Nui y el Kai Kai Rapa Nui. Pero hay muchas más en proceso de solicitud de un reconocimiento oficial. Por ejemplo, la pesca y carpintería de rivera en Juan Fernández, las bordadoras de Isla Negra, las cesterías, los maestros de tapias de adobe, componedores de huesos, muchísimos oficios tradicionales que se desarrollan en la región.

¿Qué caracteriza a la región de Valparaíso, en tus palabras, desde el punto de vista del patrimonio inmaterial?

  • Yo diría que hay una fuerza devocional muy marcada, sobre todo campesina. Manifestaciones como las vigilias, las alojadas, los cantos a lo divino. Y el caso de los bailes chinos es especial: aunque surgieron en Andacollo, Coquimbo, es en la región de Valparaíso donde hay más cofradías y donde el calendario de fiestas es más extenso. El baile chino es una expresión devocional muy potente, pero poco conocida.

¿Cómo se vincula esto con la identidad? En el fondo: cómo reconocer nuestras tradiciones nos permite comprender quienes somos y el territorio que habitamos.

  • Durante mucho tiempo se intentó imponer una identidad nacional única. La cueca, un tipo específico de cueca, por ejemplo, como ‘baile nacional’. Pero Chile es diverso, amplio y complejo. El patrimonio inmaterial permite mostrar eso. Nos ayuda a mirar hacia adentro, a entender que es lo que nos hace únicos no viene de afuera, sino que está aquí, en nuestras prácticas, nuestros relatos, nuestras memorias. Cuando estás fuera de Chile y te preguntan por tu tierra, puedes decir con orgullo: en Valparaíso hay bailes chinos, artesanías, festividades, ,  cantos y músicas que no existen en ninguna otra parte.  Ahí se encuentra nuestra riqueza identitaria.

¿Y cómo se vive eso en la ciudad, piensas tú? En Valparaíso hay muchas actividades musicales, pero ¿crees que conectan con la ciudadanía?

  • Yo creo que hay más vínculo de lo que pensamos. Hay una comunidad que se mueve activamente por los espacios de música bohemia, por ejemplo. Lo que sí falta es reforzar la participación y dignificar ese trabajo para quienes componen esa cadena de valor. Por eso, desde el trabajo institucional, impulsamos acciones como el Sello Local Musical Emblemático, donde se vinculan locales, músicos e instituciones. También hemos impulsado talleres de tango, bolero y vals abiertos a la ciudadanía, justamente para fomentar una relación más directa con ese patrimonio vivo, allí hemos constatado que existe  un gran el interés en participar, lo que es muy valioso.

¿Cuáles son los desafíos actuales desde tu vereda con el patrimonio inmaterial?

  • Tenemos dos grandes objetivos este año. Primero, rediseñar los planes de salvaguardia de la música bohemia y de los bailes chinos junto con las propias comunidades. Que ellos se apropien de estas herramientas, con participación activa en la planificación y gestión de acciones. 

Lo segundo es continuar las jornadas provinciales de gestión local del patrimonio, que nos han permitido mapear muchas tradiciones que no conocíamos y fortalecer redes entre municipios, museos y bibliotecas. Si no colaboramos, no avanzamos. Por eso los vínculos como el que tenemos con Valparaíso Creativo han sido tan significativos, ya que trabajamos de manera articulada, colaborando así con muchas instituciones, asociaciones y grupos humanos, lo que es tremendamente necesario en esta área.

¿Algo más que quisieras destacar a raíz de lo que hemos hablado?

  • Solo recalcar que el patrimonio inmaterial no es algo lejano ni elitista, como a veces se piensa. Se trata de lo que hacemos, lo que heredamos, lo que queremos que se preserve para que continúe en el tiempo. Y eso incluye tradiciones, conocimientos, saberes, músicas, entre otros. Todo eso es lo que nos hace sentir que somos parte de algo común y que recoge la historia e identidad de nuestro territorio y que se mantiene vigente hasta el día de hoy.