Una historia que se ha desarrollado lento pero seguro es la de Gonzalo Jeria, artista que lidera Saltimbanqui Circus, proyecto circense que ya lleva años armándose desde la comuna de San Antonio.
Ha recorrido Latinoamérica hasta forjar su proyecto, que ha ido mutando con el tiempo y adaptándose a nuevos formatos. Conoce más de su quehacer:
Primero, ¿me puedes contar un poco más sobre ti y tu contexto? ¿Cómo llegaron al arte circense?
– Yo soy licenciado en artes escénicas de la ARCIS y actualmente soy artista de globo, que es la disciplina que más manejo. Pero antes, nací y crecí en San Antonio y me fui a Valparaíso a estudiar Mecánica Automotriz al salir del colegio. En ese momento no sabía que quería estudiar teatro. Mi mamá me mandó a estudiar a Valpo y en esa carrera tuve un compañero que era malabarista y me enseñó. En ese tiempo estaba bastante deprimido por no estar haciendo lo que quería para mi vida y los malabares eran lo único que me hacía feliz.
Un día conocí a un chico que estaba estudiando teatro en el DUOC, y era lo único que yo quería. Ya ni iba a mis clases de mecánica, dejé de ir en secreto. Este hombre me aconsejó hacer lo que yo quisiera, sin pensar en lo que dijera el resto. Nunca más lo vi pero me abrió los ojos. Y fui a la universidad y congelé.
Me puse a hacer un preuniversitario y malabarismo en los semáforos. Entonces sabía apenas dos o tres trucos, pero tenía una propuesta de maquillaje y vestuario con los malabares. Me fue súper bien.
Apenas había visto tres obras en mi vida, pero en especial una de ellas me marcó, de la compañía la Tropa, y ahí cuando los vi pensé que quería estudiar teatro.
¿Cómo siguió el camino para que fueras forjando esta idea de Saltimbanqui Circus?
-Al estudiar la carrera, en cuarto año tuve gestión cultural y ahí aprendí a postular a proyectos, teníamos que hacer un ejemplo ficticio. Mi proyecto quedó bien armado y encontré un fondo llamado Fondo Nacional Presidente de la República que me adjudiqué para comprar iluminación, sonido, armar un proyecto.
En ese entonces viajé a Argentina, donde conocí a un francés que me quiso acompañar, un malabarista, Mathurin le Bris. Empezamos haciendo clases de malabares en la plaza de San Antonio, mucha de la gente estaba ahí se unía. Empezamos a agregar música a los talleres y llenar de programación la plaza de manera gratuita, todo esto cerca del 2008. De a poco se comenzó a reunir ahí el mundo teatral y cultural de San Antonio, donde nos dimos cuenta de que faltaba un espacio artístico y autónomo.
Decidimos tomarnos un lugar, la Escuela San Francisco de San Antonio que estaba vacía y creamos un proyecto de recuperación, ya que comenzamos a limpiar el lugar. Mucha gente influyente de la comuna había estudiado ahí y de a poco todos se sumaron, hasta la Municipalidad se involucró para hacer posible el proyecto de escuela que formamos. Tuvimos más de una treintena de talleres: fútbol, telar, mosaico, de todo.
¿Cuánto duró esta primera iniciativa?
– Uno o dos años, pero el 2010 decantó. En la Escuela aprendimos mucho de oficios, pero el espacio con el terremoto no se pudo usar más. Con el equipo que habíamos formado decidimos hacer un viaje por Sudamérica y pasar por Argentina, Perú y Colombia en una itinerancia para luego volver y decidir qué hacer. Entre 8 forjamos una Escuela Ambulante.
¿Cómo pasaste de esta aventura a San Antonio y a crear Saltimbanqui?
-Al llegar a Venezuela hubo un momento importante, pues entonces se había creado la Escuela Nacional de Circo en Caracas, llegamos a esto llamado Circo Social y nos enviaron ahí. Nos recibieron y estaba la sede de la Compañía Nacional de Circo, con profesores cubanos de primer nivel, teníamos clases de 8 am a 4 de la tarde. Ahí pudimos observar lo que era una compañía profesional, aprendimos de la experiencia de Circo y estuvimos montando carpas, adquirimos varios saberes. Ahí fue que decidimos tener una carpa y hacer un movimiento circense en San Antonio.
Atravesamos la Amazona, Bolivia y volvimos a Chile después de casi dos años. Y al llegar nos adjudicamos dos fondos que nos permitieron implementar lo que queríamos: una micro para hacer la itinerancia y nos adjudicamos un FAE con el que compramos la primera carpa para escuela de integración artística.
¿Cuándo comienzan a trabajar en San Antonio nuevamente? ¿Cómo se da esa relación?
-El 2016 creamos ya Saltimbanqui Circus y el 2019 comenzamos nuestras andanzas como carpa itinerante. Desde el inicio comenzamos a dictar clases en colegios y participar en festivales, como la Convención Mundial de Globos donde he ganado dos terceros lugares con la delegación chilena, lo que nos hizo reconocidos.
Al comienzo la relación con el público fue difícil por la pandemia, teniendo en cuenta que comenzamos el 2019. Comenzamos a regalar entradas y así fue que la gente se abrió a asistir y fue invitando a más personas, nos fueron conociendo en la comuna porque no somos un espacio de élite cultural y eso permite que lleguemos a más gente y que participemos en muchas actividades comunitarias.
¿De qué manera se definen?
– La misión ha ido cambiando durante los años. Primero fue una escuela, y desde que la hicimos de hecho hay hartas compañías de circo más en San Antonio. Queremos ser un ejemplo de articulación de economía creativa, y poder generar condiciones dignas de trabajo como un sueldo, seguridad… aún no tenemos todo, pero de a poco nos hemos ido formalizando.
Nuestra idea principal es generar actividades que salgan de nuestra creatividad, imaginación, con desarrollo laboral humano y que se genere una inclusión en nuestro espacio de trabajo. Que nos podamos desarrollar en todo sentido. Somos un emprendimiento de innovación y buscamos crear valor en lo que hacemos. Ese es nuestro objetivo, darle fuerza a nuestro oficio para que las futuras generaciones no tengan los mismos problemas.
Puedes seguir a Saltimbanqui Circus en sus redes sociales. Sobre sus planes, Gonzalo señala que estarán realizando funciones, en especial el 20, 21 y 22 de mayo donde se inaugurará su carpa gigante en San Antonio.