El 2019 fue la avant premiere de “Ser Machi”, documental de un grupo de realizadores de la Región. Egresada de cine de la Universidad de Valparaíso, Alison Ninoska Quevedo (25) es quien está tras la idea principal de la pieza, un viaje a sus raíces y también a un origen colectivo en formato audiovisual.
Todo comenzó con un corto hecho previamente, “En busca de Ser Machi”, investigación visual que devino en el largometraje documental, que recientemente fue premiado en el Festival Internacional de Cine de La Serena en la categoría “Work in progress”, debido a que aún se buscan fondos para rodar las escenas finales de la pieza.
“El cortometraje fue realizado en un ramo“, cuenta Alison, y para esa tarea decidió ir en este viaje físico y personal.
-¿Cómo vino a ti la idea del documental?
-Todo partió porque yo quería retratar el inicio de WeTripantü, que no conocía mucho pero me parecía muy hermoso como celebración de un nuevo ciclo. Totalmente distinto a nuestra visión occidental. Por ahí comencé a investigar sobre la cultura mapuche. Me di cuenta de la importancia que tenían las machis, como Francisca Linconao durante su huelga de hambre… eso me impulsó a enfocarme en la importancia de esta figura de la machi, para que entendamos su peso. Viajamos a las comunidades una semana cada tanto con el equipo a grabar. La mamá de una de mis compañeras fue quien nos prestó el auto y la bencina, y ahí fuimos moviéndonos a las comunidades.
-¿Tenían contacto antes de ir a las comunidades?
– Teníamos uno, una profesora que es hija de un Lonco. Nuestro primer vínculo fue ella quien nos recibió con mucha alegría comentando de su cultura y cómo viven. A través de nuestros contactos llegamos a la Machi María de manera muy improvisada, pero siempre con excelente recepción.
-Me imagino que toma mucho tiempo ganar las confianzas, ¿cómo lo llevaron?
-De a poco nos empezamos a conocer con quienes son parte del documental, lento fuimos armando como cinco grupos de amigos de manera muy orgánica. En ese sentido los primeros pasos fueron ir a conversar, conocer, tomar mate y todo antes de grabar. Con Machi María en la tercera visita comenzamos a grabar, después de meses de viajes. Y conectamos de una manera muy especial con ella.
-La muestra que exhiben fue resultado de un trabajo de un año, ¿cuánto tiempo estuvieron ahí?
-Viajamos una vez por estación, esa fue nuestra guía para grabar y era una semana entera cada periodo. Al principio fui yo con la machi, para poder ir ganando confianza y no ser muy invasivos. Ese fue el primer paso, para que luego el equipo viajara y pudiese complementar el material de entrevista con otras tomas.
-¿Por qué era importante para ti tocar este tema?
– Se me hizo muy valioso hacer este documental. Por ejemplo al conocer al machi Enri, me sentí muy vacía por la sabiduría que tienen en su hablar y respuestas, teniendo casi los mismos años de vida. Son almas viejas, eso me decían. Es importante que las nuevas generaciones conozcan estas historias, en especial los mismos jóvenes mapuche que no están muy conectados con ello. Hay que reconectarnos con nuestras raíces.