Javiera Mena, pionera del pop electrónico, vuelve a sorprender con nueva música. Tras el lanzamiento de sus sencillos “Entropía” y “Volver a llorar,” la artista chilena está trabajando en su próximo álbum que sale en abril, una obra que explora nuevos sonidos sin perder su esencia. 

Entre todo esto, se presentó en Valparaíso donde llenó un enérgico Teatro Municipal que bailó al ritmo de sus canciones.

En esta conversación, Javiera nos cuenta sobre el proceso de creación de su nuevo disco, las influencias que han moldeado su carrera y su constante búsqueda de evolución artística. Desde la fusión de guitarras y sintetizadores hasta la luz que impregna sus letras, Mena nos invita a sumergirnos en un viaje sonoro lleno de emociones y transformaciones.

Fotografías por Jorge Severino, cortesía UVAS Chile.

Estás estrenando nueva música. Recientemente salió “Entropía” y antes “Volver a llorar”, entonces, quisiera saber más de qué es lo que se viene junto a esto en el disco que estás trabajando actualmente.

– Javiera Mena: A pesar que Entropía es una canción más funky, bailable, creo que es de las más bailables del disco. En general es un trabajo de canciones igual, de guitarras, con sintetizadores, con atmósferas igual electrónicas, pero es un disco no tan discotequero como en discos anteriores. Siempre hay un énfasis en las letras, pero creo que melódicamente es muy para tocarlo, para cantarlo. Lo compuse con un chico que se llama Luigi de la banda Cupido de Madrid, y tiene esa cadencia de la guitarra. Está súper bonito, qué ganas que lo escuchen, pero queda aún. 

Sobre esto mismo, quería saber qué podrías destacar de cómo se diferencia cada proceso de disco. ¿Cómo se siente cuando estás entrando en ese proceso de creación, por así decirlo?

– JM: Sí, es loco, cada disco es una respuesta a un momento también. Yo siempre busco el cambio en cada álbum, a pesar de que soy yo la que está cantando, son mis letras, la mayoría de mis canciones igual hablan del amor romántico un poco, pero abordado de diferentes maneras y también desde un lugar de luz. Sonoramente siempre busco marcar cada disco y cada proceso depende de las personas con quienes trabaje. Por ejemplo, mis primeros discos fueron con Christian Heyne, después hice un disco con varios productores, trabajé con El Guincho, entonces depende de mi secuaz,

Yo creo que soy demasiado artista, todo el rato estoy con las antenas paradas, siempre estoy en mi cabeza pensando en qué puede ser una canción, soy muy curiosa, siempre estoy investigando y siento que todas esas cosas son inspiradoras para componer, el conocimiento en general de relaciones personales, de cosas que te cuentan tus amigos. Así, al momento de irme a componer, ya tengo muchas cosas en la mente que pueden servir para citar diferentes emociones y para llevarte a estados de ánimo. 

Eso te quería preguntar: en tus palabras, ¿qué es lo que buscas comunicar a través de todos estos años? Hablabas antes de esto de expresar desde un lugar más luminoso. 

– JM: Sí, o sea, yo creo que mis discos y la energía que hay en mis conciertos es de mucha luz, siento que hay felicidad, hay celebración, la gente se pone feliz. Siento que hablo de la vida, del amor, pero desde un lado como abierto, desde la confianza y del miedo, pero aceptándolo. También hay mucho de las estrellas, las galaxias, todas esas cosas conectan un montón con la gente, con los chilenos sobre todo, yo creo que ese es un poco mi toque, y obviamente el amor está muy presente. Admiro mucho a los raperos que hablan desde la rabia, pero mi toque es otro, es hablar desde un romance que te hace cambiar, que te transforma, así que eso es lo que pasa cuando uno se embarca en el Eros también, que es algo que me gusta, de hecho es lo que más me llama la atención. 

Tomando todos estos elementos, ¿cuál es tu relación con la música hoy? Me imagino que igual va cambiando con los años, ¿cómo la describirías? 

– JM: Ha cambiado mucho durante los años, porque yo partí siendo una melómana que no entendía cómo estaba armada la música, simplemente la escuchaba y me sorprendía. Con el tiempo empecé a hacer eso, y creo que a todos los músicos nos pasa que después empezamos a saber cómo está hecha y perdemos esa cosa que tiene la gente, de simplemente disfrutar. Creo que mi relación con la música es muy de analizarla y cuando salgo a bailar ahí la disfruto, porque me gusta mucho bailar. 

¿Qué destacarías de las diferencias entre el ejercicio y/o la escena musical que ves en España, donde vives actualmente, y acá en Chile? 

– JM: Son dos mundos diferentes, Madrid es el primer mundo, Chile es Chile, pero nos une el idioma. Allá hay una escena de música underground que se mueve mucho por toda España y eso es muy bacán, me encantaría que fuera así también aquí, donde cada ciudad tiene su festival y hay muchas ciudades con muchos habitantes en cada ciudad. En cambio aquí todo pasa en Santiago siempre, y eso hace que el arte no pueda moverse tanto dentro de nuestro propio país, ojalá tuviéramos esa manera de distribución del país. En Madrid tú podrías tener una banda de indie que le va bien y vivir de eso, aquí hay que darle mucho más esfuerzo y España es un país de fiesta, de música, entonces acá no es tan así, me encantaría que fuera más así igual, y yo creo que vamos hacia eso.