Por: Valentinne Rudolphy
Fotografías: Cristian Maturana
En nuestros años de trabajo, hemos ido expandiendo nuestras conexiones a nivel regional. Sin embargo, nos hemos encontrado – junto a otros organismos – frente a una gran brecha geográfica y cultural que nos separa de Rapa Nui, que representa una riqueza enorme en muchos sentidos.
Es importante para nosotros expresar el respeto que tenemos por esta cultura, que sabemos es muy distinta a lo que ocurre en el continente, pero que es parte de nuestro territorio.
Ante la pregunta, ¿cómo ir acercándonos, reconociendo y aprendiendo de esta hermosa isla que es parte de nuestra Región, pero parece de otra época, de otro mundo?
Un primer paso es esta entrevista. Hablamos con el artista visual, investigador y docente Renato Órdenes San Martín, de Worm Cantera de Arte, quien por una iniciativa independiente a partir de dos situaciones, llegó a Rapa Nui por dos semanas a trabajar en sus proyectos. Pero más que eso: fue a conocer y descubrir este increíble mundo que tiene características únicas.
Esta entrevista pretende no educar, sino que plantear inquietudes, sembrar información, y ser uno de los pasos para vincularnos con Rapa Nui para saber más de su increíble historia.
¿Cómo surgió la iniciativa de tu viaje?
-Mi viaje partió como idea en el Doctorado de Estudios Interdisciplinarios de la Universidad de Valparaíso (DEI UV), que actualmente estoy cursando, donde tengo de compañera a Macarena Oñate, quien solía vivir en el continente y luego se fue a Rapa Nui. Siendo funcionaria pública de la cultura, se fue en un momento a la Isla, donde terminó quedándose y lleva 20 años viviendo ahí. Acá logró expandir su trabajo cultural, levantando la primera oficina relativa al sector en Rapa Nui, lo que igual era un hito en un espacio donde la cultura es otra. Macarena resolvió las barreras y aportó desde sus conocimientos a los artistas locales. Actualmente tiene un socio, Mokomae, un artista y tatuador reconocido en la Isla que recuperó el tatuaje polinésico con técnicas contemporáneas, lo que es un rescate valioso. Ambos se unieron en “Art From Rapa Nui”, una galería que hoy en día funciona más como residencia artística, donde han recibido artistas allá que realizan proyectos acotados, en mi caso, dos semanas.
¿De qué trata tu proyecto de tesis y cómo se vinculó con la galería?
-El cruce con Macarena se realizó ya que yo planteo un estudio en torno al fenómeno del sueño, ante lo que ella me invita ya que el mito del origen de la isla es a partir de un sueño: el de Hau-Maka, quien era uno de los sabios del Rey Hotu Matu’a, quien vivía en otra isla en el territorio de las islas marquesas. La leyenda cuenta que dicha isla se estaba hundiendo, a lo que Hau-Maka sueña con esta isla que sería Rapa Nui, antes llamada de otra forma. El sueño mostraba las coordenadas y geografía de Rapa Nui. Entonces enviaron exploradores en esta proeza, llegan al lugar del sueño y al ver las condiciones del territorio, se devuelven informando que la visión era real. La leyenda por supuesto no coincide con lo que dicen los arqueólogos, incluso, aún están en investigación los orígenes de este pueblo.
Así comienza el poblamiento de la Isla desde la leyenda. Este contexto implica que los sueños son muy relevantes para esta cultura, así que postulé un proyecto y quedó seleccionado. En paralelo, salió seleccionado un Fondart del artista Cristián Maturana, quien está estudiando los distintos sitios de relegación política de Chile. También estoy trabajando con él, por lo que todo se conectó, ya que la Isla de Pascua también fue un sitio de éstos. Entonces vine por ambos trabajo, por lo que aprendí mucho también de la historia política de la isla.
¿Cómo fue el primer encuentro, por así decirlo, con la Isla?
-Hanga Roa es el nombre del pueblo y es pequeño, la mayoría vive ahí y el resto vive en el campo o lo que es Parque Nacional. Llegué al seno de una familia, que es la familia de Mokomae precisamente, por lo que mi experiencia fue muy especial. Las familias tienen roles muy importantes en la Isla. Araki, quienes me recibieron, es una familia con reconocimiento, quienes me permitieron conocer de manera sensible e histórica la cultura Rapa Nui y los sitios arqueológicos.
¿De qué manera se desarrolló tu estadía, qué fuiste aprendiendo?
-Empecé a vivir la cotidianidad de esta familia, que fue lo más rico. Se me olvidó mi proyecto la primera semana, solo habité la Isla como uno más. Todo allá es increíble, por ejemplo la comida, ya que todos los alimentos son locales, se protegen mucho de lo que viene del continente. Todo es muy abundante allá. Por ejemplo, tiene la mayor cantidad de especie de plátano en el mundo. La carne también es de ganadería local, todo muy sano y propio del lugar. Y el atún represeta gran parte de los platos de la Isla.
Mi primera semana fue solo conocer, pues vivía muchas cosas diariamente. El primer sitio que vi fue Rano Kau, que es un volcán cuyo cráter se llenó de agua, por lo que ves un gran lago en él. Acá existe un pueblo, llamado Orongo, donde se elegía el gobernante de la Isla en un periodo histórico, la ceremonia se llama Tangata manu, ceremonia donde se honrraba al dios Make-Make y se elegía el sagrado hombre-pájaro de Rapa Nui.
La segunda semana de viaje pensé en mi proyecto, por lo que entrevisté personas con relación a la importancia del sueño y pinté las ruinas en acuarela. Además, logré registrar parte importante de los detalles constructivos que pinté.
¿Qué es lo más relevante que puedes transmitir de tu experiencia? ¿Cómo la describirías?
-Me di cuenta de que no tenemos nada en común con Rapa Nui, yo me abrí a conocer una cultura totalmente diferente a la que pensaba que me encontraría. Pude conocer su historia política y su contemporaneidad.
¿Qué te llamó la atención de la geografía de la Isla?
-Es importante reconocer que la Isla es un trozo de tierra que emerge del mar, como una “espinilla” de la misma, que se asoma a la superficie. Es algo muy loco y difícil de dimensionar, en cuanto a que las profundidades del mar en ese lugar no están sondeadas.
La Isla entera es Parque Nacional, pero no está actualmente administrada por Conaf, ellos sólo consideraban los parques, pero no el cuidado específico de los sitios arqueológicos, lo que es muy distinto y tiene un simbolismo cultural muy importante. Luego de una lucha muy grande, los Rapa Nui lograron este cambio. En un momento el pueblo tomó la determinación de ir a acampar a estos sitios para cuidarlos del turismo, debido a que se había generado un deterioro con algunos puntos de estas estructuras, además de la falta de respeto que se producía a estos símbolos, parte de la cultura Rapa Nui. Así es como crearon una organización, Ma’u Henua (mi tierra), la que se legitimó como cuidadora de estos sitios arqueológicos, que son también mostrados por guías de la isla certificado, o por un nativo Rapa Nui. De esta manera lograron administrar recursos para la Isla. Para ellos, los lugares importan trascendentalmente.
¿Qué aprendiste de su historia que nos puedas transmitir, que te haya asombrado?
-La Isla ha vivido distintas administraciones, ya que antes estaba “tomada” por otras naciones, donde distintas navieras llegaban a la isla y la ocupaban. De hecho Hanga Roa tiene una historia muy fuerte, ya que era un espacio de “reclusión” para los habitantes de la Isla. Desde entonces había un desmedro de la población. Tienen una muy triste historia que se ha ido perdiendo. Los ancianos, llamados Koros, son perosnas muy importantes ya que mantenienen la tradición oral y la historia de la Isla. También hay un jesuita que es particularmente importante en este rol, Sebastián Englert, quien fue uno de los pocos que recopiló la historia del pueblo Rapa Nui y su nombre lleva el Museo Antropológico de la Isla.
¿Con qué características se asocia más la cultura Rapa Nui?
-A Rapa Nui lo llaman “El ombligo del mundo” por su ubicación geográfica y tiene una relación muy estrecha con Tahiti, que se debilitó tras la pandemia, en especial en la conexión aérea, donde hoy priman los vuelos de LanChile. También así con Nueva Zelanda y Hawaii, lo que se ve mucho en especial en los deportes, la comida y otros aspectos.
Una de las cosas que más llaman la atención son las construcciones, ¿no? Como los moais, ¿qué nos puedes contar de esta relación con la piedra que se genera en la Isla?
-Rapa Nui es la única cultura polinésica que tiene construcción megalítica, lo que es súper raro que exista, y es una de las pocas culturas en el mundo que tienen este tipo de estructuras: Egipto, o las construcciones aztecas, por ejemplo. Los Moais están hechos de manera excepcional, todos son distintos y representan el punto cúlmine de esta tradición, para llegar a hacer los moais tuvo que existir una maestría de la piedra volcánica que toma años, sino siglos. La piedra está tan bien cortada que genera un ensamble perfecto, una construcción que no existe hoy en día. Toda la Isla está llena de simbolismos, en sus cuevas, en estas estructuras, en todo.
El conocimiento de la piedra es algo que dominaban totalmente: para sembrar crearon unas estructuras llamadas Manavai un eficiente sistema etnobotánico que permite el desarrollo de la agricultura sustentable.Todo eso se desarrolló durante años, y cuando ya se dominó en la vida cotidiana, viene la construcción megalítica de los moais.
Finalmente, ¿qué te gustaría remarcar para que todos sepan acerca de esta cultura y qué debemos tener en consideración para respetarla?
-Hay que entender que son siglos de sobrevivencia y resistencia en un espacio donde está atravesando el conflicto constantemente, y mucho antes de que llegara acá Chile, por ejemplo, los Rapa Nui sufrieron mucho hasta ser casi exterminados, por lo que la reconstrucción de su pueblo es compleja, y sigue siendo una relación delicada. Hay un pueblo luchando por mantenerse, lleno de contradicciones, pero con todo un habitar la Isla desde una sensibilidad y espiritualidad muy rica, bien distinta a lo que veo en el continente. Por eso creo que hay que tener un cuidado especial al visitar la Isla: observar, conocer, luego ver si es que uno puede aportar. Nunca imponer.
Quiero aprovechar de agradecer, nuevamente, a la Familia Araki ( Chichi, Yeni, Ali, Atamu y expandida junto a Joaquín, Andrés y Malcom), que si no fuera por ellos/as mi visión de la Isla habría sido reducida y distanciada. A Sonia Haoa, por recibirme en su hogar y mostrarme su proyecto con Hongos. A Julio Hotus, por su entrevista y tiempo dedicado a hablarme de la importancia del sueño en su familia. A Macarena Oñate y Mokomae por su proyecto Art From Rapa Nui que permitieron mi viaje. A Cristian Maturana mi compañero de viaje, y a la Isla y sus ancentros que me cuidaron y acogieron.